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miércoles, 9 de noviembre de 2011

PORTMAN

Siguiendo la carretera MU-312 en dirección al Cabo de Palos (Mar Menor) y a la altura de Los Belones nos encontraremos una desviación que indica la dirección del enclave de Portman; cogemos esta entrada y pasados unos campos de Golf se comenzará a ver la bahía a lo lejos, empezando el desnivel de la carretera; es el momento de aparcar el vehiculo y aligerar un poco las piernas acercándonos por el arcen, después de unos cuantos metros, a un panel indicativo de la ruta al Monte de las Cenizas, desde donde se divisa el Mar Menor en su conjunto, un poco más allá, a ras de carretera esta señalizado el comienzo de la Calzada Romana que discurre en su bajada junto al Barranco del Moro. 

La Bahía de Portmán (La Unión) fue conocida desde época romana como Portus Magnus. Su situación estratégica convirtió a Portmán en un enclave muy importante del Mediterráneo, por su riqueza mineral y su puerto comercial. Fue alrededor de la zona minera, donde se conformó el primer núcleo urbano.
  Desde el final de la época romana se experimentó una decadencia en la actividad minera, que volvió a resurgir en el siglo XIX. La actividad incesante de la minería en Portmán dejó la Bahía colmatada, transformando el paisaje de la Sierra Minera y la costa portmanera. En la actualidad se ha aprobado un plan de regeneración total de la bahía para un futuro aprovechamiento turístico.

Los primeros pobladores de Portmán y alrededores
  Los primeros asentamientos con vestigios de presencia humana se encuentran cerca del Monte San Joaquín y el Cabezo Agudo. En el Monte San Joaquín existen restos neolíticos como cerámica con decoración incisa, fragmentos de vasijas, asas de punzones, hachas pulimentadas votivas, fragmentos de brazaletes, cuentas de collares de mármol, conchas de cordium, caracolas taladradas, perforadores, trapecios y láminas. La totalidad de estos objetos están protegidos por las leyes y permanecen en el Museo Arqueológico de Cartagena.
  En el Cabezo Agudo fue descubierto un poblado íbero que entre sus útiles contaba con cerámica campaniense, calena e incluso tapaderas de ánforas y terracotas. Todas estas piezas han llevado a la conclusión de que podría existir cierta continuidad en los asentamientos de las cercanías hasta la llegada de los romanos y el auge de toda la zona.
  El Portus Magnus romano
  La ambición romana por conocer, conquistar y dominar el Mar Mediterráneo provocó su pronta llegada a la Bahía de Portmán, a la que denominaron Portus Magnus, Gran Puerto. Contó durante la época de dominación romana de la Península Ibérica con una gran influencia sobre los demás puertos de la ruta imperial por su situación privilegiada, al encontrarse en las cercanías de las minas de hierro y plomo, así como por su proximidad al mar, lo que permitió el desarrollo de industrias relacionadas con la pesca, como la de salazones.
  Su desembarco en la zona propició el nacimiento de una villa conocida actualmente como Huerto del Paturro, lugar que fue muy rico y de gran influencia, debido principalmente a una industria minera muy activa y grandes explotaciones agrícolas. Además, se encontraba comunicada con Roma por dos vías, la terrestre a través de uno de los ramales de la Vía Augusta, y marítima mediante la Bahía. La villa romana compartía varias características con otros ejemplos encontrados en España e Italia, pero carece de un elemento que sí se puede observar en la mayoría de ellas, barrio marítimo.
  A través de las excavaciones arqueológicas en el Huerto del Paturro se han rescatado gran parte de sus muros, construidos en mampostería irregular y característicos mosaicos romanos como el pavimento 'tridinium', el más grande de la Región de Murcia, con una extensión de aproximadamente 60 metros cuadrados. Han sido hallados también otros mosaicos de menor dimensión que, junto a las ánforas, monedas y lingotes de hierro y plomo, se encuentran expuestos en el Centro Arqueológico Hospital de la Caridad de Portmán. Estas huellas de la Historia de la zona permiten apreciar el gran legado que los romanos dejaron en Portus Magnus.

Existen algunas referencias de Portmán en la Edad Media, en concreto entre los siglos VIII y XIII, cuando bajo la dominación musulmana de la zona se conoció a la población como Abû Üthâm, para evolucionar más tarde este nombre a Boterman al Kibir. En el período de la Reconquista cristiana fue citada dentro de varias alquerías y aparecería en un privilegio de Alfonso X 'El Sabio' de 1266 como Bortman-a-Cabir, denominando a un territorio dependiente de la jurisdicción de Cartagena.
  La amenaza berberisca del siglo XVI
  Los intentos de las expediciones de barcos musulmanes por la costa murciana hicieron imprescindible la construcción de torres vigías, para prevenir a la población de la llegada de las incursiones berberiscas. En 1596 se construyó la torre vigía de Portmán, ubicada cerca del actual faro. Ya en el siglo XVII, en tiempos de Felipe III, el puerto de la villa fue utilizado de forma continuada para la estancia de buques.

En el siglo XIX se produce un gran auge en la minería, que atrajo hasta Portmán a multitud de inmigrantes. Entre las causas que provocaron este fuerte desarrollo minero destacan la industrialización de Europa desde finales del siglo XVIII, que precisaba grandes cantidades de minerales, la pérdida de las últimas colonias en América Latina y la crisis que se sufría en poblaciones cercanas como Almería, desde donde llegaron gran número de trabajadores.
  Portmán pasó a formar parte del municipio de La Unión
  Los problemas sufridos por Portmán y la despreocupación de Cartagena, que atravesaba grandes dificultades, propiciaron su segregación. Así, en 1860 Portmán, El Garbanzal, Herrerías y Roche se unieron y formaron un nuevo municipio. En 1868, y con la ayuda del general De Bosch, Herrerías se fusionó con El Garbanzal, formándose así el actual municipio de La Unión, quedando Portmán y Roche como pedanías.
  Durante la Primera Guerra Mundial (1914-18) el control minero en Portmán estuvo en manos de las empresas tradicionales, la Mancomunidad Miguel Zapata e Hijos y la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya. Estas grandes empresas imponían las directrices de las cotizaciones y provocaron la creación de monopolios, que fijaban los precios españoles de los minerales. Pero pronto surgiría una nueva crisis, esta vez en el campo de la minería, que se manifestó en la falta de trabajo y provocó un gran éxodo, en el que familias enteras abandonaron Portmán con diversos destinos.
  La colmatación de la Bahía
  Durante el desarrollo de la Guerra Civil Española (1936-39) se produjeron muchas luchas en las proximidades de Portmán, que nunca llegaron a convertirse en sucesos violentos. Terminada ya la contienda, los años 40' se caracterizaron por su extrema dureza, acrecentada en lugares tan apartados como Portmán, que provocó la persistencia del hambre y el mercado negro conocido como estraperlo.
  La reanudación de la minería a cielo abierto en 1945 y la creación del Lavadero Roberto en 1957 desencadenarían el vertido de miles de toneladas de estériles a la Bahía de Portmán, que la dejaron inservible para futuros usos. En 1992 cesaría definitivamente la actividad minera. En la actualidad, Portmán se ha convertido en una población que, a pesar de la gran catástrofe sufrida en su Bahía, busca nuevos horizontes. En este sentido se puede destacar el proyecto de la total regeneración de la Bahía y la búsqueda de empleo de los portmaneros en las poblaciones vecinas.



ITINERARIOS DIDÁCTICOS INTERDISCIPLINARES.
RECORRIDO POR PORTMÁN, BATERÍA DE LAS CENIZA Y MINA DE LAS
MATILDES
PRESENTACIÓN
JOSÉ GARCÍA HUÉSCAR
En esta ocasión, el escenario que hemos elegido para conocer, aprender y
disfrutar pertenece al litoral de nuestra Región, concretamente a la Sierra Minera de
Cartagena-La Unión.
Por la extensión del área, por los múltiples elementos de interés, por la variedad
de paisajes y el ingente patrimonio histórico, artístico y natural que podemos estudiar,
no es posible abarcarla en un solo día; es por ello por lo que el itinerario que os
proponemos es uno entre los muchos que podríamos realizar y, no agota, desde luego,
las muchas posibilidades educativas y recreativas que nos ofrece este rincón de la
geografía murciana. Por todo ello os invitamos a que modifiquéis, combinéis y
seleccionéis los centros de interés, las paradas y el itinerario a realizar según vuestras
necesidades y metas.
El decantarnos por este lugar e itinerario obedece a las siguientes razones:
- Al carácter interdisciplinar y holístico que pretendemos darle a estas salidas:
posibilitando la intervención del mayor número de ciencias y asignaturas.
- El fácil acceso para el autobús y buenas pistas forestales para caminar por
ellas.
- El buen tiempo durante todo el año, incluso en invierno.
- La abundancia y proximidad de múltiples centros de interés.
- El buen conocimiento que sobre la zona en cuestión teníamos algunos de los
componentes del grupo de trabajo.
- La mucha y variada información que sobre la comarca existe: libros, folletos,
audiovisuales, internet…
Los centros de interés que hemos seleccionado para esta ruta son los siguientes:
a) El Centro de interpretación minero-ambiental “Mina Las Matildes” (en El
Beal)
b) El antiguo puerto y la lonja del pescado de Portmán.
c) El Museo de Portmán
d) La batería de costa de “Las Cenizas”
Aparte de las anteriores paradas y visitas, hay otros muchos puntos y lugares que
también podríamos visitar y aprovechar como recursos didácticos, y que
enumeramos a continuación:
En la ciudad de La Unión reseñamos:
- El Museo Minero
- El Mercado Público (hoy Palacio del Cante de las Minas)
- La Iglesia de la Virgen del Rosario
- La Casa del Piñón
- El Cementerio Municipal
A lo largo de toda la Sierra nos encontraríamos con:
- Alguna de las cortas a cielo abierto (Los Blancos I y II, las canteras Brunita
y Tomasa…)
- El parque eólico (con nueve aerogeneradores gigantescos)
- El complejo minero del Cabezo Rajao (ya explotado por los romanos)
- La Cueva Victoria (con restos fósiles de homínidos tan antiguos como los de
Atapuerca y mamíferos extinguidos en Europa hace miles de años)
- El cementerio municipal, la ¿calzada romana? y el yacimiento arqueológico
romano del Huerto del Paturro en Portmán.
- El complejo turístico “La Manga Club de Golf” (uno de los más importantes
de Europa)
- El Valle y Puerto de Escombreras (un enorme complejo petroquímico de
gran relevancia a nivel internacional).
- Baterías de Costa y torres vigías de diferentes épocas.
- El faro de Cabo de Palos y el Centro de interpretación del Parque Marítimo
de Islas Hormigas.
- El Parque Natural de Calblanque (con dunas fósiles, salinas, playas, calas,
observatorio de aves y centro de interpretación de la naturaleza).
Hacer uso de unos u otros dependerá de las metas educativas que nos
marquemos, de las materias y contenidos que queramos priorizar, de la
disponibilidad de tiempo, así como del nivel, edad, interés y motivación del
grupo de alumnos que guiemos.
Confiamos en que la información, los centros de interés que priorizamos, las
actividades y demás sugerencias que os proponemos sean de vuestro agrado y os
faciliten la labor docente; o que al menos, sirvan para que os animéis a visitar la
zona con vuestros alumnos. Estamos convencidos que el esfuerzo merece la
pena; os garantizamos que vuestro alumnado tendrá un recuerdo imborrable y
muy grato de la excursión, amén de un aprendizaje significativo e
interdisciplinar asegurado.
Por todo lo anterior… sigue nuestro consejo y visita la zona, no te
arrepentirás.

 Informacion sacada desde esta web , http://www.educarm.es

martes, 8 de noviembre de 2011

Historia de Roche

Roche no posee una Historia muy documentada. Los períodos históricos de los que existen referencias son dos muy distantes entre sí, la época de la colonización romana y la de las explotaciones mineras del XIX. Sabemos, por los vestigios arqueológicos, que la localidad tuvo emplazamientos de época romana, hábitats concretos que giraban entorno a villas y que aprovechaban vías de comunicación, que atravesaban la comarca.   Existe la evidencia de una relación muy estrecha entre los condes de Roche y la localidad, así como de la elección de este pueblo, en el siglo XIX y junto a otros, como zona residencial de los trabajadores de las minas de La Unión y Cartagena

Los alrededores de Roche cuentan con restos muy significativos de posibles villas romana. En el entorno del paraje de Los Caperuchos existen restos de una villa romana de época imperial. Se sitúan en la carretera local de La Unión-Los Camachos en dirección a esta última localidad, muy cerca también de uno de los pequeños relieves de la zona, el Cabezo Otahonero. Cercano a un bancal de viñedos se encuentra el yacimiento señalado. Se trata de unas estructuras de muro realizadas en bloques de piedras rectangulares, trabados con argamasa. De estos muros se conservan dos hileras, que quedan cubiertas por lo bancales de viñas.   Al norte de estas estructuras se pueden observar fragmentos de pavimento, en concreto de opus signinum y bloques de piedra con restos de argamasa adherida. Bajo las tierras roturadas, para la plantación de almendros, se puede comprobar el nivel de esta antigua pavimentación, a una cota de menos de un metro y 30 centímetros. Otra de las villas romanas se sitúa en la parte alta del Cabezo Otahonero y como la anterior vendría a evidenciar el interés que ya los antiguos tenían por la riqueza mineralógica de ésta y otras zonas de La Unión. Las villas constituían un establecimiento humano muy completo, que aprovecharía para su subsistencia la proximidad de recursos naturales de gran riqueza.

Los orígenes del pueblo de Roche son relativamente recientes, a pesar de una noticia en un documento del siglo XVI, que nos habla de los 'pagos' de Roche y sus pequeñas explotaciones de alumbre en el Cabezo. Su Historia está algo más documentada a partir del siglo XIX y XX. Sabemos que durante el siglo XVIII se trataba de un condado propiedad de José Antonio López de Oliver, noble aragonés y conde de Roche, hijo del antiguo propietario del Coto de Alquerías, Antonio López de Oliver. Pero hasta el momento ha sido difícil vincular el topónimo al título nobiliario, concedido por Carlos IV en 1789, o estimar que éste tuvo su origen precisamente en la existencia de la villa.   En 1860 Roche se separó de Cartagena para pasar a formar parte de La Unión. A causa de un decreto firmado por el general Prim, Roche, junto a las localidades de Portmán, Herrerías y El Garbanzal, además de la del Llano del Beal, pasaban a ser zonas residenciales de los mineros que trabajaban en las  minas de La Unión, convirtiéndose en pueblos dormitorio, en los que residían tanto lugareños como trabajadores llegados de otras provincias. En 1874 estas poblaciones quedarían algo más unidas a Cartagena a través del tren y el tranvía a vapor. La Iglesia de Roche es del año 1900, que tiene en su fachada el escudo y armas de la familia del conde de Roche. Fue construida sobre la vieja ermita, también fundada por el noble, algo que da una idea de la estrecha y prolongada vinculación de los Roche a la localidad, aún, en el siglo XX.


IGLESIA
La Iglesia que hoy encontramos procede de la reforma y ampliación llevada a cabo en 1908 por el contratista Don Pedro Marín, año en el que también se convierte en Rectoría, sabemos que con anterioridad se ubicó aquí una pequeña ermita del siglo XVIII.
Esta debía ser de reducidas dimensiones, aunque parece que poseía un amplio atrio con poyetes, donde se congregaban los vecinos para celebrar desde las fiestas populares del pueblo, hasta convertirse en lugar de reunión  de los lugareños para dilucidar los problemas internos ante un ¿Tribunal Popular de Justicia?.
En tiempos de la trashumancia la ermita servía de apostadero, y descanso para las reses y los pastores, que por allí pasaban. Este era lugar de paso obligado, ya que estaba dentro de una de las Veredas Reales que se establecen en el año 1729. Debido a ello había en la puerta de la ermita un pozo concejil, que aún hoy podemos contemplar, el antiguo abrevadero desapareció. Desde aquí los pastores se dirigían a los pastos de la zona del valle de Escombreras.
EXTRA:
Los unionenses viven dentro de un gran museo. Esta frase es un reflejo del momento actual del municipio de La Unión, puesto que gran parte de lo que su población es, y ha sido, queda recogido en las estancias de los museos de la localidad.
 Museo Etnológico de Roche,
El Museo Etnológico está integrado por la ¿Exposición Permanente de Etnología¿ y el ¿Centro de Interpretación del Municipio de La Unión¿.
El contenido etnológico de este espacio recoge distintos elementos y utensilios de la vida cotidiana de los unionenses a lo largo de diferentes períodos de su historia. Destaca de entre toda la colección la cerámica rústica y el utillaje culinario, así como algunos trabajos de capacería.
En cuanto al apartado dedicado a la interpretación del municipio se han expuesto muestras referentes a instituciones locales, maquetas de edificios de interés local, y un reportaje fotográfico donde se recogen muchos de los aspectos de la vida cotidiana de los unionenses.
En ambos espacios coinciden algunos de los rasgos más comunes del municipio unionense, descubriéndose muchos de los usos y costumbres del vivir diario en La Unión, referidos a unos tiempos no tan lejanos y no tan distintos. La recuperación de la memoria histórica cotidiana, al fin y al cabo, ha rescatado los aspectos más enraizados en esta tierra.
Dirección: AVENIDA CANO VICEDO, S/N.ROCHE
Teléfono: 968541614

TEATRO LA SOCIEDAD HUMANITARIA



La casa que albergó el teatro hoy es un comercio y ha sufrido por ello múltiples transformaciones.
Sin embargo tenemos documentación escrita sobre el origen e historia de la edificación.
Esta surgió como lugar de encuentro  y fue la organización de trabajadores ¿El Porvenir Obrero¿, la que ubicó su sede en el edificio, allá por el año 1906, de una planta, con fachada de ladrillo visto y mampostería revocada con almagra.
Este constaba de tres dependencias para diversos fines, el economato, una barbería y un gran salón, donde se levantó un escenario en el que se representaban obras de teatro.
Historia
Llegada la crisis de los años veinte, la organización se ve obligada a cerrar sus puertas, al ser imposible hacer frente a los gastos, se pagaba con vales o de fiado.
Así el edificio es adquirido por un particular, y los locales ocupados por la Sociedad de Socorros Mutuos ¿La Constancia¿, para auxiliar a los trabajadores.
Tras la Guerra, en el año 1941, La Sociedad, tomará el nombre de La Humanitaria.
Los afiliados pagaban una cuota muy baja, por lo que se decide representar obras de teatro con el fin de recaudar dinero, para cubrir los gastos y los pagos a los asociados de baja por enfermedad.
Se llevaron a cabo, sin permiso del dueño, algunas obras, lo que supuso el desalojo del inmueble a principios de los setenta, y su traslado a la Plaza Juan XXIII.


Situación:
Roche está a unos 10 Km de Cartagena, en la carretera que une esta ciudad con La Unión (de la que es pedanía Roche) a unos 2'5 Km de ella.
Ayuntamiento:
Pertenece al ayuntamiento de La Unión. Se asigna a un concejal del partido ejecutivo como "Alcalde Pedáneo", que se encarga de velar por las necesidades de Roche.
Monumentos:
Humanitaria, Museo del vino,Ermita de Roche, Casa del conde, La Casa del Castillo.Cafe bar GIL
Fiestas:
Entre finales de Julio y principios de Agosto.
Costumbres:
La colombicultura atrae a gentes de otros lugares. Roche es un pueblo MUY pacífico y tranquilo, donde si lo que buscáis es un día de tranquilidad lo encontraréis. Ideal para vivir. Prueba de ello es el auge inmobiliario de la zona(ya casi abandonado por la crisis). Ya se cuenta con servicio de ADSL PORFIN, además de unas renovadas instalaciones deportivas.
Historia:
Los mineros residían en cuatro localidades enfrentadas durante años y unidas mediante decreto por el General Prim: Portman, Roche, Herrerías y El Garbanzal, poblaciones que formaron desde entonces el municipio de La Unión y que estaban estrechamente unidas a Cartagena, físicamente por el trenet (inaugurado en 1874) y el tranvía a vapor, políticamente por residir sus magnates en la ciudad y económicamente por la implicación de los capitales mineros en el desarrollo de la ciudad portuaria.


El Conde de Roche

Real título nobiliario de Castilla, con la denominación de Conde de Roche, a favor de Don José Antonio López de Oliver,presentado en el cabildo del 15-6-1815
Concedido por Cédula Real de Carlos IV, a consulta de Su Consejo de Cámara de l0-03-1755, con el Vizcondado previo de Belén, el 3-3-1790. El Señor Don Fernando VI, su augusto tío, concedió el título al Real Monasterio de Santa Engracia, de la Orden de San Jerónimo, de la ciudad de Zaragoza, dos título, uno de Castilla, y el otro de Aragón, concedido a Don José Antonio López de Oliver, regidor perpetuo de Murcia, caballero de la Orden de Carlos III, por escritura otorgada en Madrid, a 11-6-1776, por el cual el Monasterio de Santa Engracia transfirió a Don José Antº. López de Oliver, el citado título de Aragón, por la cantidad de 22.OOO ducados, por R.D. 13 de noviembre de 1789, y asimismo a su hijo Don Antonio López de Oliver Tejedo de Teruel, dueños de la alquería de Roche en la Unión (Cartagena-Murcia) Sucedió en el título nobiliario su sobrina Doña Juana Antonia López de Oliver, que es poseedora de los mayorazgos de doña María de Granada, nieta del príncipe árabe granadino Don Juan de Granada, del reino nazarí de Granada
Don José Antonio López de Oliver casado con Doña Maria Ana Tejedo de Teruel dueños del coto o alquería de Roche, en la Unión, su hijo Don Antonio López Oliver, únicos patronos de su Iglesia y que éste fue alcalde de la ciudad de VILLENA (Alicante) como caballero hijodalgo notorio y de las primeras familias de ella desde su conquista o población, que con motivo de las guerras de Sucesión de éste siglo y tránsito de tropas enemigas por aquella ciudad se portó en su defensa en aquellas fronteras como buen republicano.
Nieto de Don Lorenzo López de Oliver y de Doña Antonia López Piñero
Bisnieto de Don Fco. López Piñero, Alférez Mayor de las milicias de la ciudad de VILLENA, en el año 1638 con don Miguel de Oliver, su primo-hermano todos originarios descendientes de aquellos nobles antiguos de Aragón y Cataluña que pasaron con el Rey Don Jaime de Aragón, a la conquista de la ciudad de VILLENA, fueron heredados con tierras de la conquista con muchos patronatos de capillas, sepulcros y otros derechos honoríficos como también se expresa por línea materna:
Doña Maria Ana Tejedo de Teruel, hermana que fue de don Pedro Tejedo de Teruel, naturales de Lorca (Murcia) sirvió por muchos años en la Real Armada como ayudante General de la escuadra de las Galeras de España
Nieto de Don Pedro Tejedo y doña María Fernández de Arrieta y todos descendientes del Capitán Ginés de Teruel, que hizo señalados oficios y fue Teniente Adelantado Mayor y Capitán General del Reino de Murcia y Alcalde del Castillo fronterizo de Lorca (Murcia) con el reino de Granada.
Bisnieto de Don Pedro de Teruel y Sicilia y de doña Juana de Morales de Teruel, porque según órdenes dadas por el Rey Felpe IV, que está en gloria, a las personas que se les diera título de marqués o conde, ha de proceder previo de Vizconde,YO EL REY
REAL SUCESÓN A SU SOBRINA DOÑA JUANA ANTONIA LOPEZ DE OLIVER. Yo el Rey Por mandato a la CONDESA DE ROCHE
bajo LA FE ESCRIBANO DON PEDRO GARCIA MAYORAL. POR EL CANCILLER LEONARDO MARQUES, EL CONDE DE LA CAÑADA, EL MARQUÉS DE RODA, DON SANTIAGO SPINOLA, TOME RAZÓN DE SM.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Historia de La Unión



El 1 de enero de 1860 es la fecha clave para atender al tratamiento histórico de lo que hoy constituye el término municipal de La Unión. En ese momento las poblaciones cartageneras de El Garbanzal, Herrerías, Portmán y Roche se instituyen por orden real como municipio independiente en el año 1868. Antes habían sido muchos los pobladores que llegaron hasta estas tierras y se asentaron en ellas, observando un paisaje inigualable y unas posibilidades extraordinarias que les brindaban sus recursos naturales. La trayectoria histórica de este lugar ha permanecido ligado íntimamente a lo largo de toda su existencia al aprovechamiento minero de sus yacimientos de plomo, plata, cinc y hierro fundamentalmente, lo que marcó el carácter económico, social y cultural de este lugar.
   Desde los tiempos prehistóricos, en los que aparecen en tierra unionense los primeros restos de ocupación humana, existen evidencias del paso de íberos, fenicios, cartagineses y romanos, dedicados al aprovechamiento de las riquezas que les ofrecía la sierra. Tras un vacío de siglos en los que la ocupación fue inexistente, el territorio de La Unión reaparece con vigor en el siglo XIX. Son los años dorados, a los que sucederán períodos de decadencia, que finalmente concluyen con el inicio de una nueva etapa fuera del ámbito minero, en la que se encuentra el municipio en la actualidad. La Unión ha sido, y sigue siendo, una ciudad distinta e insólita, minera y 'cantaora'.
prehistoria: Ya los hombres prehistóricos supieron percibir las riquezas minerales ofrecidas por la Sierra Minera de Cartagena-La Unión, como queda atestiguado en los hallazgos encontrados en Mina Balsa, Atalaya y Cabezo Agudo, principales yacimientos arqueológicos de este paraje. Estos primeros pobladores llegarían desde la vieja Mastia, otorgándole al territorio el nombre de Iluro, luego repetido en diversos puntos por los íberos. Fueron los factores biológicos, ecológicos, geográficos y topográficos los que propiciaron la instalación de pueblos primitivos en esta zona. El encanto residía en las posibilidades ofrecidas por su sierra y en la salida al mar de Portmán, considerada por algunos como una de las bahías más encantadoras que existen.
   Llamado así por su forma cónica, el Cabezo Agudo se encuentra a un kilómetro de La Unión. En este Cabezo se encuentran restos de muros y cerámicas; habitaciones alineadas, rectangulares o cuadradas, con aparejos muy pobres; cenizas y escorias de plomo con algo de plata e indicios de cobre; ejemplares óseos (mandíbula de carnívoro, molares de solípedo, colmillos de jabalí, huesos calcinados de articulaciones...); y vidrios irisados. Existen en este yacimiento objetos con una cronología prehistórica por lo que, aunque esporádicos, no son inexistentes los vestigios de los pueblos más primitivos. Se trata principalmente de algunos objetos de hueso, piedra y metal: rueda de molino, láminas, puntas de cuchillo, agujas, sortijas, cucharas y urnas.
   Civilizaciones mediterráneas
   La situación marina de Portmán favoreció la llegada hasta estas tierras de viejas naves fenicias, que se interesaron por el enclave. Aquí desarrollaban una de las actividades en las que este pueblo primitivo era más experto, la minería. Su misión en esta zona fue exclusivamente comercial. Los fenicios fueron auténticos maestros en el arte del aprovechamiento mineral de la tierra y supieron sacar provecho del descubrimiento de Iluro. Existen restos en el Museo Arqueológico de Cartagena de viejas anclas de hierro, que los fenicios cambiarían por plata de las minas. Existe una leyenda fenicia que habla de un habitante de Mastia llamado Aletes, quien descubriría las minas de plata del Cabezo Rajado, por lo que sus conciudadanos le divinizaron, edificándosele su propio templo en el actual Cabezo de los Moros. Este templo sería luego destruido en el año 425, quedando ungido este personaje como ídolo minero.
   También fueron rescatados de las excavaciones, llevadas a cabo en el yacimiento arqueológico del Cabezo Agudo, cerámicas de procedencia helenística y restos íberos, lo que asegura una presencia, al menos comercial, de estos antiguos pueblos. Quedan vestigios considerables sobre las actividades industriales, mercantiles y militares de estas gentes: escorias de los minerales beneficiados y utensilios de experimentación; cerámicas campanienses, que evidencian el contacto con el mundo helenístico; ánforas, cuyas marcas indican una relación con los centros vinícolas y aceiteros de la Bética y la Tarraconense, armas y proyectiles... La suerte de la comarca permanece unida desde sus primeros momentos a la de las minas.

antiguedad :   Los cartagineses
   Durante el período de dominación púnica estos pobladores encontrarían en el enclave unionense destacados recursos en sus minas. Esto supuso que, junto al esparto cartagenero, formara durante bastante tiempo la base de su economía en los años de las luchas contra Roma. No eran gente minera, pero las necesidades que requerían en esos momentos urgían de sus explotaciones. Parte del esplendor que adquirió Carthago se debió a las minas unionenses. Con la plata acuñaron las monedas, con las que pagaban a los mercenarios púnicos para la guerra que mantenían con Roma. No obstante, el poderío minero no se desarrollaría hasta los tiempos de la ocupación romana.
   Las minas mastienas fueron para Roma lo que el descubrimiento de América para España. Los romanos, buenos exploradores del terreno, fueron entonces los que mejor supieron aprovechar en esta tierra sus recursos mineros, estableciéndose aquí algunos enclaves relevantes, que dieron lugar a la aparición de la villa romana de Portmán. El antiguo 'Portus Magnus', origen de su actual denominación, fue el punto de llegada del pueblo romano, atraídos hasta esta zona por su riqueza mineral. A la vez se convirtió en el punto de partida desde donde salían los minerales hacia Roma. Los romanos trajeron consigo a miles de esclavos, que iniciaron la apertura de túneles y galerías para buscar el mineral.
   Los romanos
   Testimonios de la huella romana en esta tierra se tienen en el viejo Cabezo Rajao, lugar que constituye hoy día uno de los principales símbolos del municipio. También se han encontrado restos romanos en la Atalaya. Lamentablemente, este último yacimiento ha sido expoliado violentamente. Los pueblos de la antigüedad unionense realizaron trabajos asombrosos por el esfuerzo que suponían, en tiempos de escasos adelantos técnicos, facturas tales como el tajo del Cabezo Rajao. Son bastante abundantes las series romanas de monedas encontradas en estos parajes, junto a otras de procedencia hispánica y africana. El poblado iberorromano del Cabezo Agudo se estableció, como venía siendo habitual entre los pobladores del entorno murciano, sobre un asentamiento anterior de las primeras Edades del Metal. Aprovecharon así la favorable situación topográfica del emplazamiento, cercano a ciudades tan importantes como Carthago Nova.
   Se tienen pocos vestigios de la época del Imperio, pero se cree que el asentamiento romano perduró hasta los tiempos del emperador Augusto cuando, al igual que pasara en el resto de la España romana, la explotación de las minas adquiere su mayor apogeo en los primeros tiempos de la época imperial. Después, el monte sería abandonado como hábitat permanente y la actividad minera cesó, hasta casi desaparecer. En la actualidad, muchos de los vestigios encontrados en el municipio de La Unión, de época romana, se encuentran en el Museo Arqueológico de Portmán.

edad media :
   Las invasiones bárbaras
   Desde los años finales del Imperio Romano hasta el siglo XIV la decadencia de la zona fue pareja a la de todo el litoral. Esta circunstancia vino motivada principalmente por las continuas invasiones de bárbaros, bizantinos y musulmanes, así como por los ataques de la piratería berberisca que tantas veces asolaron la costa del sureste de la Península Ibérica.
   Durante los años en los que la Península fue abordada por los numerosos pueblos bárbaros, el territorio de La Unión estuvo prácticamente despoblado, llegando casi a desaparecer la actividad minera. Se conocen algunos episodios sobre la presencia eventual de algunos de estos pueblos en esta zona, como cuando en el año 425 los hombres de Gunderico, Rey de los vándalos, arrasaron las calles de Cartagena y sus alrededores.
   La dominación islámica y la Reconquista
   Con la llegada de la ocupación musulmana, la presencia árabe fue escasa en la tierra unionense. Se habían beneficiado de algunas minas andaluzas, pero no se interesaron por la explotación en La Unión. Sería ya en tiempos de la Reconquista cuando comienza a tomarse en serio la minería murciana. En la centuria del 1300 comenzó la explotación oficial de la minería unionense. En las Partidas de Alfonso X 'El Sabio' se reservan las minas para la Corona, aunque podían ser otorgadas a particulares a través del pago de tributos. En 1387 se promulga una ley en las Cortes de Briviesca por la que se autorizaba a buscar, catar y cavar las minas. En tiempos de los Reyes Católicos se firman ordenanzas, que premiaban los servicios y derechos de la gente minera.

edad moderna :

   Poco se conoce sobre La Unión Moderna ya que, aunque el despegue minero había dado comienzo, aún tardará siglos en alcanzar relevancia. Hasta el siglo XIX los pobladores de la futura La Unión, Herrerías y El Garbanzal subsistirán volcándose en una explotación ganadera y agrícola, que no les ofrecía beneficios considerables. No por ello, sin embargo, la explotación minera deja de estar presente en el territorio.
   La preocupación de la Corona por las minas cartageneras
   En 1527 el emperador Carlos V otorga una licencia a Francisco de los Cobos para explotar los metales del término de Cartagena, donde se situaba La Unión. Existen documentos que hablan del oro en la sierra cartagenera. Posteriormente, Felipe II firma en 1587 una orden que concede a Felipe del Río el permiso para beneficiar la plata y el plomo de Sancti Espíritu, monte sobre el que se levanta hoy día La Unión.
   La fantasía también envolvió el entramado de la minería, al abrirse las imaginaciones a los posibles descubrimientos de riquezas en las minas. Tal fue el caso de la autorización de Felipe III para explotar una de las minas de Portmán, asegurándose la existencia de "piedras de amatista negras y moradas, y hasta zafiros de deslumbrantes brillos". También en época de Carlos III se denota el interés minero, concediendo diversas licencias para el laboreo en las minas de Cartagena.

edad conteporanea :  1840: arranque de la minería contemporánea
    La resurrección de la minería contemporánea de La Unión despegaría a partir de 1840, inmiscuyéndose en la dinámica general del territorio minero español. En estos años el pueblo unionense será la 'California española' por los ricos yacimientos mineros, que se escondían bajo sus tierras y que tantos beneficios otorgaron con su explotación, no sólo a nivel local sino nacional. Se trataba entonces de una minería subterránea, en la que harían su aparición las primeras fundiciones del mineral, surgiendo la industria metalúrgica, que tantos beneficios aportará a los vecinos de este término.
   Una de las principales consecuencias de este auge minero fue el increíble aumento poblacional de la zona, gracias al importante aporte de la inmigración andaluza, que se asentaría en las zonas murcianas de mayor actividad minera. Hasta La Unión llegaron, sobre todo, gentes procedentes de Almería. Se ha hablado en este sentido de un verdadero 'contagio social' de personas atraídas por los rumores de la bonanza económica, que abría las esperanzas de muchos de los trabajadores más humildes y de algunos empresarios, que soñaban con llenar sus arcas a base de las explotaciones mineras.
   La instauración de la villa unionense
   El ascenso de las poblaciones de El Garbanzal, Herrerías, Portmán y Roche acarrearía importantes consecuencias, no sólo desde el punto de vista económico. Había llegado el momento de constituir su propia territorialidad administrativa y jurídica. Hasta ese momento habían estado adscritos a la jurisdicción cartagenera. Viéndose capacitados para ello, solicitarían la segregación de Cartagena para constituirse en municipio con Ayuntamiento propio. Esto se conseguiría el 1 de enero de 1860, cuando por Real Decreto de la Reina Isabel II aparece la denominada entonces como Villa de El Garbanzal, que integraría a todas las poblaciones citadas.
   En 1868, debido a las desavenencias de los vecinos de los principales caseríos de este nuevo núcleo poblacional, pasó a denominarse La Unión. Pero esa 'unión' no había sido nada fácil. Las zonas fueron fuente de intensa discordia, a consecuencia del poder que estaban adquiriendo, motivado sobre todo por la inmigración. Herrerías pretendía formar su propio municipio, pero El Garbanzal se oponía a ello. Cuando en el año 1868 llegó el general Prim hasta tierras cartageneras se haría eco del problema, proponiendo que ambas se uniesen en un sólo municipio, que tendría el nombre de villa de La Unión, y así fue como se hizo.
   A pesar de los grandes beneficios que aportaba la actividad minera, también estaba sujeta a importantes períodos de crisis propios del sector. Esto provocaba temibles recesiones, que afectaban a todos los vecinos, puesto que la gran mayoría estaban vinculados a este mundo de minas y mineros. Los resultados pecuniarios, aunque elevados, eran muy débiles por su escasa capitalización, a expensas siempre de las fluctuaciones de la Bolsa de metales de Londres.
   Los años dorados de La Unión
   Una nueva etapa de esplendor se daría a conocer desde finales del XIX y principios del XX. Es el gran momento de La Unión, sus años dorados. En esta ocasión ese auge minero no sólo se vio reflejado en el nuevo incremento demográfico, sino que también se percibió en las importantes reformas urbanísticas, que se llevaron a cabo en esos años y que le dieron una mayor categoría a la localidad: el edificio del Mercado Público, la Casa del Piñón o la Iglesia del Rosario.
   Las grandes expectativas del nuevo panorama contribuirían, a su vez, a un enriquecimiento general de toda la comarca. Se llega incluso a decir que en esos años La Unión adquiere una importancia más relevante que la de su vecina Cartagena, por la llegada de miles y miles de trabajadores de la Alta Andalucía y Murcia, que instalaron allí sus hogares y sus familias. Es popular la frase de aquél entonces que decía que los ricos se "encendían sus puros con billetes de cien pesetas", símbolo de la buena coyuntura económica del momento.
   El trabajo en las minas, aun aportando unos beneficios económicos nada desdeñables, no dejaba de ser una actividad peligrosa. Los trabajadores carecían de garantías laborales, sus horarios eran disparatados y en unas condiciones lamentables, expuestos a enfermedades irreversibles que les perseguirían toda su vida, y con unos salarios que no recompensaban todo el esfuerzo que realizaban los mineros, que bajaban cada día a los túneles arriesgando sus vidas. La presencia de heridos, víctimas de las labores mineras, era cotidiana, llegando a crearse un espacio exclusivo para ellos, el Hospital de Caridad de Portmán. Además, la mayoría de la fortuna generada por el mundo minero marchó fuera de las fronteras unionenses. Con la plata de sus minas se construyó, por ejemplo, el Palacio de Aguirre o la casa señorial de la calle Jabonerías de Cartagena (hoy parroquia de San Antonio).
   La crisis de la minería
   Desde las primeras décadas del novecientos la decadencia minera se hizo infrenable, sobre todo a partir de la Primera Guerra Mundial en 1914. La Unión dependió económicamente a lo largo de su Historia de la marcha de la minería nacional. Los años de la Guerra Civil fueron muy duros para el pueblo minero, siendo la escasez y el hambre la nota dominante. No obstante, el pueblo, pese al descontento social, no protagonizó ninguna revolución social como sucedería en otras zonas mineras como Asturias, quizá por la confianza de los ciudadanos en los políticos republicanos y en la pequeña burguesía.
   La mejora económica y minera llegó más tarde, a partir de los años 50', con la modernización de los métodos de explotación minera, reutilizando zonas explotadas y abandonadas en épocas anteriores, aprovechando los materiales de desecho abandonados por sus antiguos pobladores. En estos años la compañía multinacional Peñarroya emprendió entre 1957 y 1988 un monopolio de explotación en la Sierra Minera de Cartagena-La Unión, incorporando métodos de producción avanzados mediante una fuerte inversión y planificación. Los beneficios no incidirían solamente a la economía de la compañía, sino que también los trabajadores vieron mejorar sus salarios, a la vez que se generaba la creación de empleo y unas redes comerciales más fluidas. En el año 1988, con una situación ya de claro retroceso, el monopolio cambia de manos, esta vez a las de una compañía comarcal, Portmán Golf, que pretendió conjugar una minería marginal con el aprovechamiento turístico del entorno de Portmán.
   La bonanza no duraría mucho más tiempo, ya que en 1991, después de dos milenios de explotaciones, se procede al cierre definitivo de las minas. El agotamiento de los criaderos y explotaciones no hacía posible ni rentable la perduración del negocio. La extrema contaminación de Portmán levantaba cada vez con más fuerza la alarma social. Una de las variables que más afectaron a esta decadencia irreversible fueron la caída de los valores del metal en el mercado internacional, con el que se hacía imposible competir. La inviabilidad de proseguir con él se iba convirtiendo en una realidad ineludible.
   La ciudad se había ido convirtiendo en una ciudad dormitorio desde los años 80', la decadencia de la minería ya era un hecho visible, y la industria que esta actividad generaba era más bien escasa. Desde finales de los 90' se hace urgente la creación de un proyecto económico alternativo. Las consecuencias fueron terribles para una ciudad eminentemente minera, que durante siglos había estado volcada a una actividad que llevaba dentro de sus entrañas. Ésta fue, sin duda, la peor crisis de la Historia de esta localidad.
   Los restos del pasado minero
   La esencia minera en la actualidad sigue muy presente en el municipio. De las pocas cosas que quedaron de la vieja y tradicional ciudad minera está su cante, arte que aunque no les pertenece a los unionenses de raíz, está ya tan arraigado en su costumbre, que de alguna manera les corresponde. Fruto de la influencia flamenca de almerienses, granadinos o cordobeses, mezclada con los hombres murcianos que arribaron hasta estas tierras, junto con los oriundos de la zona, se formó una unión que hizo posible la aparición de un arte ya muy típico del folklore murciano, conocido como una trilogía 'minera, taranta y cartagenera'. Junto al trovo y la saeta conforman parte de la razón de ser unionense.
   El escultor Esteban Bernal esculpió un 'Monumento al Minero' de casi cinco metros en la plaza Joaquín Costa, que pretendía recordar "a las generaciones venideras que sus antepasados supieron, con su trabajo y sacrificio, dar fama y elevar a las más altas cotas a este rincón de la tierra murciana". Perdura de esos días un recuerdo visual ineludible, el de todo el paraje de la Sierra Minera, así como la nostalgia de observar con pesar el problemático estado de la Bahía de Portmán, consecuencia de los años de explotación. Aquella estupenda villa romana de antaño ya es Historia, desapareciendo incluso de las cartas marinas. Las industrias y la minería asentadas allí durante siglos fueron las causantes de la contaminación de la Bahía, puesto que todos los vertidos, que se realizaban, iban a parar directamente al mar. La explotación minera ha cambiado el paisaje y en general toda la sierra.
   En la actualidad se sigue analizando las formas y modos en los que las comarcas de tradición minera puedan salir adelante, forjándose un futuro próspero, con la mina y los mineros siempre presentes en la memoria. Existen jornadas y estudios sobre las alternativas de desarrollo en estas comarcas. En La Unión se ha estado planeando el aprovechamiento turístico de un paraje tan emblemático e histórico como es el de su sierra y vínculos mineros. La publicidad del Festival del Cante de las Minas supone una de las mayores atracciones para todos los visitantes.

informacion sacada de  http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,59,c,373,m,1871&r=ReP-5203-DETALLE_REPORTAJESPADRE




sábado, 5 de noviembre de 2011

ALUMBRES


DIPUTACIÓN DE ALUMBRES
El monopolio del alumbre, del que en el siglo XVI se hacía un enorme consumo, constituyó uno de los más pingües y codiciados negocios comerciales de aquellos tiempos y el descubrimiento de alumbreras en la zona este de Cartagena fue el origen de un asentamiento humano, relacionado principalmente con esta actividad, que recibió el nombre de Alumbres Nuevos.


No cabe duda que las Ordenanzas de 1484, 1503 y 1526, en relación con las actividades mineras, supondrá un renacimiento de estas en la Sierra de Cartagena durante los reinados de los Reyes Católicos, Carlos I y se consolidaría con Felipe II.


Ponen de manifiesto las crónicas de la época la existencia de un vetusto edificio, que pocos años después se convirtió en posada, destinado a la mayordomía del señorío de los Alumbres Nuevos que pertenecía, según los escudos heráldicos que decoraban sus paredes de los duques de Escalona y los de la familia Fajardo, a los marqueses de Vélez y Molina. Pero Mínguez Inglés, más conocido por El Rico que desempeñaba la mayordomía y habitaba el referido edificio en compañía de una hija doncella que alcanzaba fama de galana en una legua a la redonda, tuvo que soportar las frecuentes incursiones de piratas que una ocasión la secuestraron y pidieron por su libertad las grandes sumas que suponían atesoraba procedente del comercio del axeve (alum) que en grandes cantidades se extraía en aquel tiempo de las minas de los alumbres y que sabían no había remitido aún a sus señores.

Entre los documentos que se conservan en nuestro archivo municipal de principios del siglo XVI, pueden apreciarse algunos de los nombres que todavía perduran en la toponimia de esta diputación, entre los que destacan Borricén, Pagos del Ferriol, Molinos del Ferriol, Gorguel, Hoya de Alumbres y Alumbres. De todos ellos nos ha legado un detallado estudio en un libro clásico el inolvidable profesor Ginés García Martínez.


La expansión demográfica no se limitó a la ciudad y su entorno inmediato pues hacia el año 1525, a sólo una legua de Cartagena, tuvo lugar la formación del poblado de Alumbres Nuevos, tras el descubrimiento de unos yacimientos de este elemento, que vino a completar el conjunto minero del sudeste junto con Mazarrón y Rodalquilar (Almería), alcanzando una alta cotización en Flandes e Inglaterra. No tardará el monarca en acceder a la petición que le efectuó Francisco de los Cobos, Comendador Mayor de León y Secretario del Consejo Real, concediéndole por real cédula de 24 de diciembre de 1534 facultad para ... cortar y talar las leñas de los montes y aprovechar las aguas necesarias para el laboreo de los alumbres en el obispado de Cartagena..., atendiendo a que los mineros de alumbre que se habían hallado estaban allí sin resultado alguno pues no había quien los labrase y afinase.


No tardó tampoco mucho el Rey en conceder, por real cédula de 8 de enero del año siguiente, a los que poblasen la nueva población ... franquicia para sembrar, pacer o cortar, no pagar alcabala de todo lo que vendieren en las casas para el mantenimiento, vestir y calzar de los que trabajasen en los alumbres, ni de los pertrechos y aparejos para ellos necesarios, además del goce de las franquicias y preeminencias que gozaban los vecinos de Cartagena..., siendo al amparo de estas mercedes, el comienzo de la fundación de los Alumbres que empezó a llamarse los Alumbres Nuevos, para diferenciarlo de los Alumbres Viejos, como se denominaba a Mazarrón.


Así respondía a la exposición del Comendador ... que quería hacer ciertos mineros de alumbres que habían aparecido en el Pago que dicen el Cabezo de Roche y el Cabezo de la Fuente del Deán, que son entre término de la dehesa de la Ciudad de Cartagena y en el término realengo de ella, y en otras partes del Obispado de Cartagena hacia La costa de la mar, y que para ello conviene hacer en las partes que se hubieren de labrar dichos alumbres, población de cristianos viejos donde moren los que hubieren de entender en su fábrica, los cuales no vivieren allí por el peligro que tienen de los moros de allende, si no se les diese algunas franquezas, según y como se dan a los otros lugares que se pueblan de cristianos viejos en el reino de Granada en semejantes sitios.


En el año 1539 pasaron la mitad de los alumbres del obispado de Cartagena al duque de Escalona Diego López Pacheco. También en ese mismo año el mismo Comendador de León obtiene para sí mismo, sus hijos y herederos carta de vecindad, teniendo derecho a los privilegios, libertades y exenciones que gozaban los avecindados en ella. Existe constancia documental en el archivo municipal de la solicitud de su viuda, María de Mendoza, en el año 1576 también de carta de vecindad, ya que manifestaba tener en este término casa, propiedades y otros bienes, realizando frecuentes limosnas al Hospital de Santa Ana.


Hacia el año 1546, autorizado por una bula de Paulo III, se iniciaría el intento de constituir una parroquia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación, pero carecemos de datos que nos confirmen si esto llegó a realizarse, debiendo esperar al año 1587 en que el Censo de los Obispos la considera como aneja a la única parroquia de Cartagena y en los primeros años del siglo siguiente aparecen las primeras referencias a la iglesia de San Roque, siguiendo la pauta que los marqueses de Villena y de los Vélez habían iniciado en Mazarrón.


En efecto ya en el año 1563 parece ser había pila bautismal en Alumbres pues el cura de la parroquial de Cartagena citaba a las dos feligresías por separado, pero parece ser que esto desapareció con el decreciente laboreo de las minas.


En el año 1549 los moradores de Alumbres Nuevos, esencialmente mineros solteros dedicados a la producción del alumbre blanco, plomo y almagra, pueden estimarse en unos 100 ya que hay conocimiento de la petición que 65 de ellos, relacionados nominalmente, efectúan al Concejo de Cartagena en demanda de tierras para labrar y panificar en la dehesa de Escombreras, que en el año 1564 se dedicó al ganado vacuno.


La seguridad en la zona, amenazada continuamente por las incursiones berberiscas, hubo de garantizarse por los propietarios de las minas, los marqueses de Vélez y de Villena, colocando guardas en la costa. También el Ayuntamiento de Cartagena contribuía a su defensa.


Esta población se vería afectada por las epidemias, pues la del año 1559 produjo un fuerte impacto reduciéndola a tan sólo 20 vecinos en 1561, aunque dos años después un recuento eclesiástico la eleva a 205 personas y 45 casas.


A partir del año 1575, debido al aumento del corsarismo berberisco, se redujo considerablemente la actividad minera pues en el año 1584 llegaron a desembarcar en Calblanque 300 turcos que recorrieron la zona hasta Alumbres para embarcar en 6 galeras en El Gorguel tras hacer muchos cautivos y frente a una nueva amenaza el 4 de febrero de 1589 el Ayuntamiento ordenó que los vecinos de los Alumbres Nuevos hiciesen en su sector de la costa rondas permanentes.


Aumentó por ello la presencia militar para lo que el Concejo de Cartagena envió 30 hombres en el año 1590 y dos años después otros 300, al haberse hecho cargo de su defensa ante la ausencia de los nobles propietarios de las minas de alumbre que si bien eran vecinos de Cartagena no residían en la ciudad, ordenando además a sus moradores que se recogieran en las dos torres allí existentes, llegando a paralizarse la producción del alumbre en el año 1592 y quedar reducida la población a unos 20 vecinos, que se dedicaban a buscar plomo y coger esparto, hasta el año 1822 en que nuevamente se reanudará el laboreo del alumbre.


Por aquella época las minas de alumbre, aunque en plena decadencia, eran explotadas por José Fernández Pacheco, marqués de Villena, como así consta en un memorial de solicitud de vecindad que presentó al Concejo de Cartagena en el año 1593. A fines de 1594 las fábricas de alumbres cerraron definitivamente.


Otra de las razones que contribuyeron a la decadencia de la explotación del alumbre, fue la utilización de uno de los residuos que producía, la almagra, que comenzó a aprovecharse habiendo gran cantidad de él en las inmediaciones de las alumbreras. Hacia 1606, una vez firmadas las paces con Inglaterra, volvieron a abrirse las fábricas, pero ya era imposible volver atrás. Desde esta fecha comienza a producirse almagra que se vendía mejor y se producía desde 1579. Se exportó durante todo el siglo XVII y XVIII hasta que se prohibió en el año 1774 por una real orden de 22 de marzo, ante el temor de que no pudiese contarse con ella en la fabricación del tabaco en Sevilla, pues su añadido le daba suavidad y frescura.


De esta época nos ilustra la referencia que en su Descripción de Cartagena hace Gerónimo Hurtado en el año 1584: ... ay los Alumbres Nuevos, que es una población muy pequeña echa para comercio de otras minas de alumbres blancos que se allaron abra 70 años y por eso se llaman nuevos y son de mucho provecho para sus dueños: sacase de estas minas alguna plata, aunque poca: esta una legua pequeña de Cartagena...


Hay constancia documental en el libro de actas capitulares correspondiente al año 1599 en el archivo municipal de Cartagena sobre la petición que los vecinos de los Alumbres Nuevos efectuaron el 13 de octubre y 11 de diciembre sobre la ruina experimentada por la torre que allí existía, habiendo llegando a desaparecer por completo, por lo que solicitaban su reconstrucción.


No obstante el Ayuntamiento de Cartagena el 5 de septiembre de 1600 libra 4.000 maravedises para pagar al escribano Alonso Miras la información hecha por su orden sobre la conveniencia de pedir a S.M. que los vecinos de los Alumbres Nuevos ... se vengan a vivir a esta ciudad... por temor de que los moros los cautiven y para evitar las continuas extorsiones que para defenderlos se causan a la misma.


Sin embargo tras la reparación de las torres de defensa por el Concejo en la primera mitad del siglo XVII la población de Alumbres Nuevos se recuperó a base de la presencia de mineros que trabajaban por cuenta propia, mercaderes de Cartagena y labradores que se establecieron de forma permanente, encontrándose entre estos últimos Juan Espín y Francisco Martínez Escobar propietario de tierras en el Ferriol.


Así que volvemos a encontrar habitado el poblado de Alumbres y en el año 1646 se contabilizan unos 300 habitantes. No obstante una nueva epidemia en el año 1648 afectó sensiblemente a su población dejándola nuevamente reducida a un centenar escaso.

 Los habitantes del campo de Cartagena contribuían a la formación de las milicias concejiles y se integraban en las tres compañías existentes que correspondían a los distritos urbanos establecidos, pero en la segunda mitad del siglo XVII, debido al aumento de población se aumentan a ocho, de las que dos corresponden al campo y una de estas a Alumbres, cuyo reclutamiento encontraba no pocas dificultades, alegándose numerosas causas de excepción.


En los Fragmentos Históricos Eclesiásticos y Seculares del Obispado de Cartagena y Reino de Murcia, Hermosino y Parrilla nos deja esta descripción: ... A la distancia de una legua de la Ciudad hay un lugar llamado los Alumbres, por ser minas de donde se saca la piedra llamada alun, por ser tan necesarios para todos los usos: la una mina es de color encarnado y esta es muy antigua, pues hallamos, que el Rey Don Alonso el Sabio la dio por juro de heredad á su hermano D. Manuel; la otra mina es de color blanco y habrá poco más doscientos años que se descubrió: hallase también en ella alguna poca plata; pero de Alun mucha abundancia con la cercanía de la Ciudad y con no haber mas que una mina, los trabajadores en una ermita oían misa las fiestas, lo que duró muchos años; pero después de descubrir la segunda con el mayor útil, fueronse aumentando los obreros y fabricando habitaciones y llegó á tantos, que pareció conveniente elejir Iglesia Parroquial con cura propio, para que con mayor brebedad pudieren aquellos bezinos ser con los Sacramentos de la Iglesia socorridos, lo qual se puso en execucion á fines del siglo pasado, siendo Obispo el Ilmo. S.D. Francisco Fernández de Ángulo. Es su titular del santo S. Roque: tiene en su distrito el Convento de San Ginés de la Jara de los Religiosos Franciscanos Recoletos, que administran los Sacramentos en todo aquel partido: esta Parroquia se instituyó en Enero de 1699.


Como cabeza espiritual de la sierra minera si bien en principio existió una pequeña ermita bajo la advocación de San Roque, al que se imploraba frente a la constante amenaza de toda clase de epidemias y para cumplimiento de los deberes religiosos de los habitantes en la zona, se estableció una parroquia con cura propio, aunque había de contribuir con parte de los derechos de las primicias a la de Cartagena. También se edificó una nueva iglesia en tiempos del obispo de la diócesis Francisco Fernández de Angulo(18.VI.1696 a 29.IX.1704), que algunos autores la fijan también en el año 1699. Al llegar a este punto hemos de dejar constancia de lo expuesto por Torres Sánchez sobre la constitución de la parroquia en Alumbres, fijándola 30 años antes, adelantándose así a las de La Palma y Pozo Estrecho, pero no nos indica la referencia documental de tal aserto, por lo que hemos de quedarnos con Hermosino y Parrilla, pese al crédito que nos merece el primero de los autores citados, que nos confirma la existencia de los libros parroquiales desde el año 1669.


Finalizada la guerra de Sucesión, ya en el año 1715 aparecerá la denominación geográfico-jurisdiccional de diputación de Alumbres, ante la necesidad de aglutinar la población rural para su recuento a efectos de extracción de soldados o impuestos, encontrándose entre las 17 constituidas.


Una de las primeras referencias que tenemos en relación con el almacén de pólvora que existió en el camino de Alumbres es la explosión que sufrió 17 de marzo de 1747, que si bien no afectó a la guardia exterior que lo custodiaba, perecieron las 18 personas que en ese momento estaban dentro del local.


La pasión por comprar tierras que se desata a mitad del siglo nos lleva a contabilizar en el año 1758 la existencia de 76 labradores, que atendían a las suyas en Alumbres, Ferriol, Garbanzal y Roche, así como el funcionamiento de tres molinos harineros. El aumento de población será espectacular, pues la población de la diputación de Alumbres pasará de los 794 del catastro de Ensenada en el año 1756 a los 2.664 habitantes del censo de Aranda en el año 1769.


De este documento es interesante dejar constancia de los bienes patrimoniales existentes en esta diputación y pertenecientes al convento de las monjas de la Purísima Concepción, e igualmente de las personas e instituciones legas que tenían bines, rentas, salarios o cargas en Cartagena y su término en 1762.


En el Nomenclator de Floridablanca correspondiente al año 1789, figura Alumbres como Lugar, aldea de realengo y con alcalde pedáneo, entre las diecisiete diputaciones existentes de las son también Lugar las de La Palma y Pozo Estrecho.


En el año 1790 el cura párroco Cayetano Perea, redacta un informe como testimonio de empadronamiento, en el que dice que la feligresía de la citada parroquia estaba constituida por cuatro diputaciones: Alumbres de 308 vecinos entre los que hay un sólo maestro de escuela sin renta fija ni dotación alguna, Garbanzal y Roche de 132 vecinos con un maestro de escuela y una maestra de niñas también sin renta ni dotación ambos, El Algar y Bermeja de 110 vecinos sin maestro de escuela al presente por falta de rentas, y San Ginés de 140 vecinos sin maestro de escuela por el mismo anterior motivo. Cuando tuvo ayuntamiento propio quedaron bajo su jurisdicción las ermitas de Roche, El Ferriol, El Algar, Rincón de San Ginés y Garbanzal.


Vargas Ponce nos da una clara referencia de finales del siglo XVIII, entre los años 1793 y 1795, en la que dice que Alumbres tenía ... una iglesia de tres naves y bastante capaz, no tiene orden ni nada notable. Su pavimento todo destrozado a causa de los continuos entierros, pero en el día hay cementerio a espaldas del templo...


Proclamada la Constitución del año 1812 un decreto de 25 de mayo ordenó el establecimiento de ayuntamientos en las poblaciones mayores de mil habitantes, encontrándose entre ellas Alumbres que contaba por entonces con 2.584 almas, por lo que superaba tal número, formando el suyo por orden de 15 de junio de 1813 y una vez celebradas las elecciones fue nombrado alcalde José Conesa Francés entregándosele una vara alta de 9 palmos el 4 de julio en la casa del párroco Bernardino Ruiz. Como regidores fueron elegidos Antonio Valero, Domingo Martínez, Juan Martínez García, José Conesa Marín, Ramón Martínez Sánchez y Bartolomé Benzal, siendo procurador síndico José Gómez Mula. Dieron comienzo sus sesiones en la capilla del bautismo de la iglesia parroquial y posteriormente se habilitó la que ocupaba el cura de la parroquia.


El término municipal de este nuevo ayuntamiento lo integraban los partidos de Roche, Garbanzal y Rincón de San Ginés, siendo considerado Escombreras un barrio de Alumbres. La última sesión se celebró el 4 de agosto de 1814 pues una real cédula de 30 de julio disponía la extinción de todos los ayuntamientos constituidos al amparo de la Constitución del año 1812.


Nuevamente en el año 1820 fueron repuestos los ayuntamientos extinguidos y hechas las elecciones resultó elegido para el de Alumbres Antonio Barcelona, como regidores Antonio Valero, Juan Martínez, Domingo Martínez, Ginés González, Francisco Luengo y Francisco Pérez y el procurador síndico Fernando María Mula, pero tendrá una efímera viva al extinguirse en el mes de octubre de 1823, incorporándose a Cartagena su término municipal. Esta población se había distinguido entre todas las del municipio de Cartagena por su espíritu liberal, lo que le llevó a colocar el 14 de agosto de 1821, víspera de su santo patrón, una lápida de la Constitución en la pared de la iglesia parroquial, tras haber sido paseada con anterioridad en un carro triunfal por toda Cartagena por los milicianos de Alumbres armados de escopetas y seguido de mucha gente. A ello contribuyó muy especialmente el jefe de Artillería de Marina, príncipe Pío, que les facilitó el carro para el paseo y la galera para su posterior traslado al pueblo.


En el año 1834, el de la epidemia de cólera, las estadísticas señalan 79 fallecidos, si bien los 53 matrimonios y los 135 nacimientos inscritos en la parroquia denotan una vida relativamente pujante. No en balde cuando un decreto de 21 de abril de ese mismo año establece los partidos judiciales, señala a Alumbres uno de los cinco que se constituyen para Cartagena. Pero ello no impidió que en el año 1842 fuese incluida en el ayuntamiento de Santa Lucía, donde permaneció en él hasta 1843 que volvió a convertirse en una de las 17 diputaciones del municipio de Cartagena.


Los límites de la diputación se fijaron en el mes de junio de 1853 y quedaron establecidos entre esta y Garbanzal por el camino llamado Nuevo que empezaba en la fábrica Dos Amigos, continuaba por el barranco que pasa por la Cuesta de Portmán a la Loma del Caballo y llega hasta el mar.


Un documento conservado en el archivo municipal nos revela que en el año 1845 esta diputación contaba con 374 vecinos, 1.607 almas (765 hombres y 842 mujeres). Y un documento de dos años después describe su paisaje en la siguiente forma: Caserío con curato; hay tierras blancas de 2ª y 3ª calidad, muy pocas de 1ª y algunas de riego de noria sacada el agua con caballerías, pero la mayor parte del término de dicha diputación de terreno de montes y ramblas incultos, sin aprovechamiento, eriazos y arboleda de todas clases.


En el año 1873 se le concedió a Pedro Solano permiso para canalizar y traer agua a la ciudad desde La Parreta, para lo que constituyó sociedad con el banquero Manuel Górgolas. No tardan en dar comienzo de las obras que inaugura el alcalde Pedro Asuar y ameniza la presencia de la banda de música del Regimiento de Infantería Galicia que da Guarnición a la plaza.


Durante la guerra cantonal del año 1873 hubo de soportar tanto la presencia de fuerzas de la línea de bloqueo como las descubiertas que realizaban los cantonales para requisar víveres, llegando el mismo general Contreras en alguna ocasión en acciones de reconocimiento. El general López Domínguez al referirse en su Memoria a este pueblo dice que ... Alumbres, fue el centro del extremo izquierdo de nuestra línea..., y en él se estableció el 25 de agosto ... el coronel Escoda con todos los carabineros de a pie y a caballo... Dos baterías se emplazaron en las inmediaciones del poblado de Alumbres, la nº 3 en la ermita del Ferriol y la nº 9 en Sierra Gorda, que entraron en servicio el 22 de noviembre y el 28 de diciembre respectivamente.


De este episodio es muy significativo recordar al teniente de Artillería Agustín Vidal y Sáez, que encontró la muerte el 24 de diciembre cuando se encontraba desempeñando su destino con las fuerzas sitiadoras en la batería nº 3 que era conocida con el remoquete de La Leona.


A las once de la mañana del citado día, una voladura ocasionada por la imprudencia de un cabo que, contraviniendo las órdenes recibidas, intentó quitar la espoleta a un proyectil Armstrong sin explosionar que había sido disparado por una de las fragatas insurrectas, dando con ello lugar a su detonación y la de otros cuatro, cuya metralla alcanzó a 28 personas, 22 artilleros y 6 paisanos, de los que fallecieron a los pocos momentos 18, entre ellos el teniente Vidal.


La batería nº 3, al mando del capitán Felipe Pérez de Lema y Monje, estaba armada con seis piezas de 16 cm y estaba emplazada en las proximidades de la ermita de El Ferriol a una distancia de la plaza de 3.500 m, con la misión de hostilizar la plaza de Levante a Poniente y contrabatir los fuegos de los baluartes nº 6 y 7 y el castillo de los Moros. Era la batería más próxima a la plaza y de las primeras que se establecieron para el bombardeo, siendo también la que más fuego había recibido de la artillería de los sitiados, haciéndose notable por su mucha fortuna en el vivo y certero fuego lanzado contra el enemigo.


El teniente Vidal que había nacido el 24 de diciembre de 1850 en Cartagena y era hijo único del matrimonio formado por Agustín y Josefa, fue bautizado en la iglesia de Santa María de Gracia, viviendo con sus padres en el pueblo de Alumbres, hasta su ingreso como cadete en el Colegio de Artillería de Segovia sin haber cumplido los quince años de edad. Fue promovido, con el número 2 de su promoción, al empleo de teniente el 14 de febrero de 1870 siendo su primer y único destino el 3º Regimiento de Artillería a pie de guarnición en Madrid. En el mes de abril llega a Cartagena formando parte de las compañías destacadas a esta guarnición y aquí hubo de prestar juramento de fidelidad al recién proclamado rey de España Amadeo I el 29 de enero de 1871.


En febrero de 1873 pasó a la situación de licencia absoluta a solicitud propia, haciendo causa común con sus compañeros, con motivo de la 2ª disolución del Cuerpo de Artillería, en la que permaneció hasta el mes de septiembre, que con arreglo a lo dispuesto en el decreto de 21 del mismo mes regresó al Cuerpo y fue destinado a Alicante, donde tuvo ocasión de sufrir el bombardeo de las fragatas cantonales insurrectas y participando en la defensa de la plaza. En el mes de octubre fue destinado al Ejército sitiador de Cartagena en el puesto de combate donde le sorprendió la muerte.


Recibió sepultura en el cementerio de Alumbres y pocos días después el general López Domínguez presidió las honras fúnebres en la iglesia parroquial de Alumbres por todas las víctimas. Posteriormente, el 9 de marzo de 1876, sus restos fueron trasladados al de Nuestra Señora de los Remedios a un nicho familiar.


El general López Domínguez le califica de esforzado y pundonoroso, pues ascendido a Capitán el 28 de noviembre y destinado al Colegio de Artillería de Segovia solicitó y se le concedió permanecer en su anterior destino en razón de las circunstancias del combate. Con anterioridad se le había concedido el grado de Capitán por méritos de guerra.


El 19 de octubre de 1874 se abre al público el servicio del tranvía que enlaza a Cartagena con Alumbres y la Unión. El 19 de julio de 1876 tuvo lugar la división y amojonamiento de la nueva diputación de Alumbres de la que se segregó una parte para constituir la de Escombreras. Quedaba así constituido en 4 barrios y 21 diputaciones.


La visita a Cartagena en el año 1877 del rey Alfonso XII tuvo su repercusión en Alumbres ya que el 26 de febrero, después de presenciar las operaciones practicadas por el dique flotante para tomar la fragata Sagunto y visitar la Casa de Misericordia, se trasladó a la estación del tranvía, donde la empresa había preparado un magnífico tren y decorado todas las estaciones, trasladándose a La Esperanza, en esta diputación, a fin de visitar la Fundición San Pedro propiedad del diputado de este distrito Andrés Pedreño.


El mes de mayo de este mismo año fue pródigo en inauguraciones ya que el día 2 tuvo lugar la bendición del nuevo cementerio, construido bajo el patrocinio del marqués de Escombreras, y el día 12 se inauguró un nuevo teatro en Alumbres. En el año 1893 Miguel Zapata y Mr. Barringahon participan haber traspasado su fábrica de ruborita y otros explosivos, situada en Alumbres, a don Eugenio Juan Barbier.


En los primeros días del mes de mayo de 1898 Alumbres vivió intensamente las manifestaciones del motín minero que había comenzado en La Unión, pues el día 4 se concentraron en aquella población disponiéndose a enfrentarse a las fuerzas de orden y militares.


El problema de abastecimiento de agua potable a Cartagena comenzaba a solucionarse mediante la canalización que la Sociedad Anónima de Aguas La Cartagenera estableció desde La Parreta y que fue inaugurado el 24 de marzo de 1906 con la asistencia del alcalde Rafael Cañete acompañado de los responsables de los Servicios Sanitarios, el presidente de la sociedad Carlos Calin, el director de la Fábrica De Explosivos de Alumbres Camilo Calamari, el ex-Senador del Reino Luis Angosto y los representantes de la prensa local.


Las instalaciones servirán para extraer agua a 50 m de profundidad de los pozos San Camilo y San Antonio, con aparatos de vapor de 10 HP y 40 HP de potencia respectivamente. La completa un sistema de filtración, canal de salida y sifón que la depositan en un depósito de 600 metros cúbicos, llegándose a enviar a Cartagena 2.880 metros cúbicos cada 24 horas.


Atiende el poblado de Alumbres a sus procesiones de Semana Santa con especial cuidado y en las del año 1907 desfila un magnífico Cristo en el trono de la Samaritana que es obra del joven cartagenero José Lizana Gal.


La prensa local cita un denominado Teatro Apolo, en donde en el año 1913 se efectuó una Junta Pedagógica, de las que promocionaba el iniciador de las escuelas graduadas en Cartagena el maestro Enrique Martínez Muñoz, a la que asistió el maestro a Alumbres José Robles Gómez para llevar a cabo este sistema en la enseñanza.


La diputación de Alumbres en el año 1923 queda recogida en la guía de ese año como un importante pueblo minero que se comunica con Cartagena por medio del ferrocarril de vía estrecha, o tranvía con tracción a vapor, Cartagena-Los Blancos, que con un recorrido total de 16 km une el puerto de Cartagena con los pueblos de Alumbres, La Esperanza, La Unión, El Mercado, El Descargador y Estrecho de San Ginés-Llano del Beal. La propietaria es la sociedad inglesa The Carthagena and Herrerías Steam Tramways Company Limited y tiene concedida la explotación desde La Unión Mercado hasta el final a la sociedad belga Chemin de Fer de la Sierra de Cartagena.


Los parajes que comprenden los cuatro barrios de esta diputación son: El Abrevadero, La Aldea, Borricén, Barranco de los Ojaos, Casas del Partidario, La Cartagenera, Los Cazorlas, Cruz Chiquita, Casas de Cavila, Esperanza, La Estación, El Ferriol, Fábrica de Jabón, La Fonseca, Fábrica de Loza, Huerta del Rango, Huerto de Familia, María de la Paz, Media Legua, Los Marines, La Parreta, El Portazgo, El Portazgo Viejo, La Peraleja, Las Pedreras, Los Partidarios, El Pantano, El Paraiso, La Olla, La Requena, La Torre, Vista Alegre, La Venta y El Gorguel.


El Libro del Patrimonio de Cartagena del año 1924 divide las 55.745 hectáreas del término municipal de Cartagena en 23 diputaciones entre las que Alumbres se subdivide a su vez en cuatro barrios con los caseríos y lugares siguientes: Abrevadero, La Aldea, Alumbres, El Barranco, Borricen, La Cartagenera, Casas de Cábila, Casas de Juan Rodríguez, Casas de la Cruz, Casas de la Estación, Collado de los Pinos, Cruz Chiquita, La Esperanza, Fábrica de Explosivos, fábrica de Jabón, Gibraltar, El Gorguel, La Hoya, Mataperros, Minas de Manenti, Los Mulas, La Parreta, Los Partidarios, Las Pedreras, Portazgo, La Venta, Vista Alegre y algunos grupos inferiores inhabitables y edificios diseminados, los que totalizan 1.396 edificios y albergues, 4.157 habitantes de hecho y 4.271 de derecho, con referencia al 31 de diciembre de 1920.


La antigua fábrica de abonos establecida en Alumbres, gestionada por la compañía bilbaína Sociedad General de Industria y Comercio, pasará en el año 1926 a la Unión Española de Explosivos.


En el censo de población del año 1930 la diputación de Alumbres contaba con 2.598 habitantes de derecho y 2.570 de derecho, perteneciendo al 6º distrito de la ciudad y dividida en cuatro barrios que comprendían los siguientes caseríos y parajes: Alumbres, Abrevadero, La Aldea, Barranco, Borricén, La Cartagenera, Casas de Cábila, Casas de Juan Rodríguez, Casas de la Cruz, Casa de la Estación, Collado de los Pinos, Cruz Chiquita, La Esperanza, Fábrica de Explosivos, Fábrica de Jabón, Gibraltar, El Gorguel, La Hoya, Mataperros, Minas de Manenti, Los Mulas, La Parreta, Los Partidarios, Las Pedreras, Portazgo, La Venta, Vista Alegre y Ferriol.


Entre las organizaciones de carácter asociativo que tienen vida en esta diputación se encuentran el Círculo Radical Socialista, la Sociedad Obreros Mineros y Similares La Prosperidad, y la Sociedad obreros de la Fábrica de Explosivos La Liberta. Un amplio local se utilizaba como teatro y cinematógrafo.


Las calles que de esa época permanecen en el recuerdo son: Mayor, Virgen de la Caridad, Canalejas, Prefumo, Duque, Iglesia, Doctor Estrada, Teatro, Antonio Martínez, Sol y República.


Excepto el grupo de minas de La Parreta, a 500 metros del pueblo, las más importantes estaban en El Gorguel: San Joaquín, Santelva, Arresto, Concilio, Camarón, Inocentes, Reina Regente, y San Rafael.


El cementerio se encontraba en la ladera del monte Calvario, en el paraje de la Fuente del Comino, en un terreno delimitado por el Cabezo de la Cruz, el Cabezo de Requena y las tierras de Anselmo Plazas y los herederos de Juan Martínez Francés, ocupando algo más de tres fanegas.


A las cuatro y media de la tarde del 7 de julio de 1943 una fuerte explosión en la fábrica de explosivos conmocionó a toda la diputación, en la que resultó muerto el obrero Elías Torres Martínez y herido Pedro Caparrós Galindo. Y nuevamente el 15 de noviembre de 1952 la tragedia se abatió sobre los habitantes de esta diputación como consecuencia de la fuerte explosión acaecida en la fábrica de dinamita de Garrabino en la que fallecieron las hermanas María y Josefa Sánchez Avilés, Josefa Ros Ros, Ana Rodríguez Rojo y Josefa Boscada García.


En las alturas de esta sierra con una cota media de 300 m, donde ya existían unas obras de fortificación ordenadas por R.O. de 19 de agosto de 1914 pero que no llegaron a terminarse con el objeto de servir de apoyo al flanco derecho de la defensa terrestre, se construyó una batería antiaérea de acuerdo con el proyecto redactado en el año 1935 por la Inspección de Bases Navales. Las obras comenzaron en enero del año 1936 y finalizó el artillado en julio del mismo año. La urgencia de esta obra fue motivada por la necesidad de ampliar la defensa antiaérea en la Base Naval ante la tensión que en aquellos momentos existía en el Mediterráneo por la campaña italiana en Etiopía.


Los terrenos fueron cedidos por la Sociedad Franco-Española de Explosivos y Productos Químicos y el material, cuatro cañones Vickers de 105 mm, procedía del desartillado de Ferrol. Los terrenos para el camino de acceso se adquirieron a Consuelo Arróniz Nadal, en el coto Arróniz, y a Ginés Aguera. Al finalizar la guerra civil (1936-1939) fue desartillada y nuevamente enviado el material a Ferrol.


Tras la fusión en el año 1970 de la Unión Española de Explosivos y la Compañía Española de Minas de Río Tinto S.A., de la que resultará la Unión Explosivos Río Tinto S.A., la fábrica de Alumbres que empleará a unos 100 operarios, se dedicará a explosivos, inicialmente dinamitas y mechas, y más tarde nagolita a granel y encartuchada, hasta su cierre total que no tardará en llegar.


La diputación de Alumbres, perteneciente al municipio de Cartagena, se encuentra enclavada al Norte del Valle de Escombreras, al Este de la capital municipal y a una distancia de 5´5 km. La configuración superficial del terreno donde se asienta la población es relativamente movido, destacando las alturas de El Machón (313m) y Sierra Gorda (300 m). En su costa queda la playa del Gorguel, idílico lugar de otros tiempos, degradado por el hombre hasta extremos inimaginables y sin que voz alguna clame por su recuperación.


En términos estadísticos constituye una Entidad colectiva de población, subdividida en las Entidades singulares siguientes: Alumbres, Barranco, Borricén, El Ferriol, El Gorguel, El Porche y Vista Alegre, que albergan 3.212 habitantes en el año 1996, 1.598 hombres y 1.614 mujeres. De ellos 1.788 (898 y 890) en Alumbres; 47 (24 y 23) en Barranco; 183 (89 y 94) en Borricén, núcleo y diseminado; 4 (0 y 4) en El Ferriol; 7 (5 y 2) en El Gorguel; 37 (17 y 20) en El Porche; y 1.146 (565 y 581) en Vista Alegre.


La actividad económica de su población activa es muy diversa, dedicándose principalmente a la industria y los servicios, 45% y 34´6% respectivamente, siendo en menor cuantía la dedicada a la construcción y a la agricultura, el 17´4% y 2´8% respectivamente. Respecto a la minería tan sólo podemos hoy admirar el reposo de la Cartagenera, Faro, San Rafael y El Concilio.


Las comunicaciones por ferrocarril se establecen a través de la línea FEVE, ferrocarriles de vía estrecha con un ancho de 1´06 metros, que discurren entre Cartagena y Los Blancos, con un ramal que en las proximidades de La Unión enlaza con El Llano. Por carretera queda unida a Cartagena y La Unión a través de la nacional 332, y por la nacional 343 con el Valle de Escombreras y la nacional 301 Cartagena-Madrid. Por las proximidades de su núcleo urbano discurre la línea RENFE que enlaza el Valle de Escombreras con el trazado general Madrid-Cartagena.


Este rincón de la Sierra Minera, que ha superado a través del tiempo una multitud de problemas medio ambientales, de tráfico y de urbanismo, vive hoy la vuelta de hombres y mujeres que se alejan, cada vez en mayor número, de la agobiante vida de la ciudad. Pero que a la vez demandan calidad de vida en su núcleo urbano, disfrutando a la vez de los recuerdos y el paisaje de sus antepasados, junto a los molinos de viento semiderruídos, en cuya defensa han constituido la Asociación Cultural los Alumbres Nuevos, de los que dicen ser los únicos que se empleaban en esta zona para picar esparto, uno de cuyos ejemplares es el del tío Paco el de Garabito cuidadosamente restaurado recientemente.


La belleza de su paisaje, jalonado por los restos de maquinaria y edificios de antiguas explotaciones mineras, se ve hoy agredida por el colmado vertedero municipal de El Gorguel y el nuevo que se dispone en la mina La Regente. Y no es menos problemática las cada vez más cercanas voluminosas instalaciones de tanques de almacenamiento en el camino de Alumbres a Escombreras, donde estuvo enclavada en otro tiempo la Fábrica de Explosivos de tan triste recuerdo por los accidentes ocurridos en los años 1943, 1952 y 1960 y las víctimas ocasionadas en tales ocasiones.


Las ermitas del Ferriol y Alumbres, respectivamente bajo las advocaciones de la Purísima Concepción y San Roque, se mantienen en muy buen estado, la primera tras su reconstrucción en 1950 y la segunda instituida en parroquia desde el año 1699, acoge una bella imagen, recientemente restaurada, de la Virgen de la Caridad que anteriormente perteneció a la ya abandonada iglesia del poblado de la Refinería de Escombreras. Actualmente se constituye en ella la parroquia nº 137, arciprestazgo nº 16 (Mar Menor-Sierra de Cartagena), IV zona pastoral de Cartagena.
Resumen y fotos extraídas del libro "Los pueblos de Cartagena" de Juan Antonio Gómez Vizcaino

INFORMACION SACADA DESDE ESTA WEB: http://www.cartagena.es/frontend/pagina/_xzuM2Hlr2V-z6CtN65Oc8bwoGGGdO0nfQuD0ZIMNl30

viernes, 4 de noviembre de 2011

parques naturales en españa

hola amig@s, hoy es un dia lluvioso aqui en la region de murcia, y acordandome un poco ,e pensado que os gustaria saber donde hay parques de naturaleza
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